El bosque era realmente profundo y mimetico entre sí. No había forma de guiarse al río, todo era realmente igual.
Las hojas anaranjadas caían de los grandes arboles lentamente y mis pisadas en ellas hacían ese sonido que por alguna razón me hace reír.
Pero por primera vez luego de varios días, sentí calma. Lo único que se podía oír allí eran los cantos de los pájaros y mis pisadas en las hojas secas caídas de los grandes arboles.
Era raro no tener a Zafi conmigo, ¿quien sabe donde estará o que estará haciendo?. No tenerla conmigo se me hacía aburrido todo alrededor. Todo se volvía silencio y aburrido. Luego recordé al mirar el suelo, contra un árbol que allí estaba Gug inconsciente.
-Ya veo porque había tanto silencio después de todo.- Dije tras una pequeña risa.
A un costado, contra un gran árbol, estaba el oso inconsciente, con un gran tajo en su lomo. Realmente Gug se había ganado mi respeto al salvarme la vida en ese momento. Nunca había estado tan asustado desde que medio pueblo me odio y me persiguió hasta perderme en el desierto cuando era pequeño.
El oso gruñía inconsciente y respiraba fuerte. Me sonó extraño, ya que supuse que él lo había matado.
Sin más, me detuve y pensé: "Quizás esta muy dolorido y aún no ha muerto", y me acerque a Gug. Él también estaba inconsciente, balbuceaba dormido y respiraba agitado. No diferenciaba quien de los dos era el oso.
Mas tarde volví a pensar en Zafi, estaba asustado por saber como estaría ella sin mi, por lo que comencé a silbar una y otra vez.
El canto de los pájaros se detuvo, los fuertes ronquidos, quien sabe de Gug o del oso, también. Allí solo se escuchaba mi fuerte silbido por todo el bosque.
Estuve un largo rato llamando a Zafi, pero no había rastros de ella.
A un costado de Gug se encontraba La espada sagrada de Gug, aquella con la que había desviado al oso contra un gran árbol. Me puse a pensar en ese momento una y otra vez, el impacto del oso contra el árbol había retumbado en casi todo el bosque, lo cual había echo volar miles de pájaros lejos de la zona.
Pero había algo que me contó una vez que lo derrotó y no recordaba que era. Pensé en esa frase una y otra vez.
El "ronquido" había comenzado a aparecer nuevamente, lo ignoré y pensé en lo idiota que era Gug hasta durmiendo.
Seguí pensando. No me acordaba..
"En mi aldea nos enseñaron como dejar inmóviles a los animales y poder controlarlos nosotros mismos por pocos segundos en caso de ser atacados...."
Pero eso no me decía nada, era lo único en lo que me acordaba.
El "ronquido de Gug" cada vez era mas fuerte, sentí detrás de mi, un gran jadeo.
Y por fin lo recordé.
"En unas pocas horas estará bien."
Mi cara se volvió pálida, lentamente me di vuelta y allí se encontraba una enorme bestia peluda con un gran y horrible aliento y dientes enormes que me aterrorizaban. El oso.
-¿Como podré salvarme ahora si Gug sigue inconsciente?- Pensé mientras miraba fijamente al oso
Comencé a correr en sentido a...Bueno, no se donde, estaba realmente perdido en este lugar.
El oso, un poco mas lento que de costumbre, me seguía y gruñía fuerte.
Esquivando una y otra vez cada árbol que se interponía en mi camino, el oso los evadía velozmente.
Hasta que por fin, logre esconderme detrás de dos arboles que formaban una pequeña "cueva" en su interior.
Allí tome aire y me preparé para matar de una vez a esa bestia. Pero al llevar mi mano hacia mi espalda, donde usualmente se encontraba Ladiel, mi arco...
-Me lo olvidé.
Luego de un rato, cuando creí que el oso ya se había cansado de buscarme, salí de allí y comencé a recorrer el bosque hasta encontrar a Gug o a Zafi quizás. Pero no, estaba aún más perdido que antes.
Luego de mucho tiempo recorriendo y caminando, ya cansado y asustado de que la tarde se estaba yendo para dar comienzo a la oscuridad, por fin vi el árbol donde el Gug había estrellado al Oso.
-¡Llegue! Jamás pensé que llegaría-Grité.
Rápidamente me dirigí a donde estaba Gug. Supuse que ya se habría despertado y se habría perdido al ver que yo no estaba allí. Pero no...
Gug seguía roncando inconsciente en aquel árbol.
Miré a través de las copas de los arboles el cielo, y unas pequeñas luces en él me indicaban que era hora de seguir caminando y salir de aquel lugar.
Tomé mi arco, la espada y apoyando a Gug en mi hombro, seguimos camino.
domingo, 17 de mayo de 2015
sábado, 2 de mayo de 2015
Capítulo 15
Las horas pasaban y yo no dejaba de pensar en como sería el momento en que me encontraría con mi amigo de la infancia, Kazuki. ¿Que sería de mi tío Kaizer, también?
Pero esas preguntas inesperables se me terminaron cuando el idiota de Gug me quiso hacer creer que sabía el camino.
Aunque muy mal no nos venía, los días aquí afuera no son nada fáciles, tienes que lidiar con monstruos y animales horribles que lo único que quieren es atacarte y acabar contigo, hasta incluso lidiar con los malditos mosquitos que estorban a cada momento; y cuando comenzaba a creer que nada podía ir peor, llegamos a un río bastante ancho, lleno de rocas que hacían que la corriente sea fuerte y aún más, ya que caía de una enorme catarata. Un lindo lugar para pasar el día después...bueno...esos malditos mosquitos.
Gug, como siempre, se la pasaba hablando de sus aventuras que sinceramente, no me interesaban, pero no me quedaba otra que escucharlas ya que mis orejas élficas no dejan pasar ni un solo sonido, captan todo.
Todo iba bien, Zafira y el caballo de Gug merodeaban por el bosque, Gug hablaba solo y caminaba por las orillas del río, y yo como solía hacer, vigilaba la zona de otros monstruos o espías.
Gug pudo notar lo nervioso y concentrado que estaba en los peligros del bosque. Él se acerco a mí y poniendo una mano en mi hombro me dijo:
-Oye, tranquilo, estamos en el medio de un bosque perdidos, no pasará nada Sylph
-Eso no ayuda-le dije mirándolo de reojo-Y no me llames Sylph, no se a que se refieren con eso-
Gug río como tonto, Pero le hice caso, quizás tenía razón, debía calmarme un poco, había pasado por muchos conflictos que dejaban loco y asustado. Deje a Ladiel, el arco sagrado apoyado en un árbol y sentándome junto a éste, me relajé.
Miré a Zafi, ella estaba bebiendo agua del río, el sol pegaba en su lomo, haciendo que su pelaje brille y se volviera mucho mas claro, era muy bella. Pude notar dos de sus patas lastimadas. Una de ellas, de aquella vez, hacía meses, los cuales no recuerdo por no estar en contacto con tecnología por tanto.Fue esa vez que salvé a Zafi de aquella hiena, su pata estaba lastimada, la curé y se volvió mi mejor amiga, un hecho que no olvidaré nunca. Su pata trasera, lastimada y atravesada por una flecha de un espía de Filia, el cual, por último maté dejando en aquel desierto, solo sus pobres huesos.
Ella me traía libertad, me hacía creer que aunque halla personas que me quieran muerto, ella solo me quería proteger, eso me calmaba.
Ella me miró y volvió al bosque a dar vueltas. le sonreí.
De fondo, como siempre, se podía oír el barullo de Gug, hablaba de su vida. Contaba que de pequeño en lugares así el hacía "Crafting" con sus amigos Zakatsu en balsas de madera, quien llegara con vida hasta final del río, ganaría dinero. La verdad, seguía sin interesarme, pero igualmente lo escuché.
Él se acerco a las orillas del río y levantando los brazos estaba dispuesto a gritar.
Pero algo extraño sentí venir, unas pisadas en las orillas del río muy cerca nuestro. Rápidamente me levanté, tomé mi Arco Sagrado y me tiré contra Gug quien estaba a punto de gritar muy cerca de la orilla.
Caímos al suelo, él comenzó a moverse de un lado a otro tratando de librarse
-¡¿Que diablos haces?! ¡¿Eres idiota?!- Gritó, pero justo llegué a tapar su boca para que no emita ningún otro tipo de sonido.
-¡Shh!-Le dije mientras apuntaba detrás de unos arbustos que se encontraban delante nuestro, tapando el lago desde nuestra vista,
Ambos miramos hacía arriba. allí se asomó una enorme bestia, en dos patas, olfateando y mirando hacia todos lados. Era un enorme Oso Pardo, que seguramente estaría allí pescando salmones o peces.
Pero sentí que sabía que estábamos allí, pero no donde.
Busqué a Zafi, ella aún seguía en el bosque con el otro caballo, me despreocupé.
Solté a Gug por un momento, lentamente saqué mi Arco y tomando distancia até una flecha y apunté al Oso. Éste logró verme y emitir un gruñido que hizo a Gug poner sus pelos de punta.
Disparé la flecha e impactó en su brazo.
El Oso estaba muy furioso, mostraba sus enormes dientes y gruñía sin parar. Volvió a sus cuatro patas y corrió hacia mí. Yo, quien estaba agachado, caí del susto al piso, quedando sentado e inmóvil.
Pero el oso no logró atacarme, algo o alguien lo frenó. Podía llegar a ser Zafi, e incluso otro Oso, pero no, fue quien menos esperaba, fue Gug.
Se había montado en su lomo, tratando de controlarlo y evitar que me atacara.
-¡¿Que estas haciendo?! ¡Corre!- Me gritó.
Yo seguía impactado, no podía creer que realmente él halla tenido la valentía de tirarse contra el Oso.
-¡Corre!- Seguía gritándome
El Oso se movía de un lado al otro queriendo tirar a Gug de su lomo, y él tratando de no caer, intentaba sacar a Xecron, aquella espada que le había dado yo aquella vez en la cueva de Mandrake. Pero vi que no podía, el Oso lo hacía moverse de un lado al otro y no podía desenfundar su espada.
Tuve la genial idea de distraerlo con una flecha, si, "Genial.."
Él oso dirigió su mirada hacia mí, mostró sus dientes y comenzó a correr hacia mi.
No sabía que hacer, corrí lo mas que pude entre los arboles, el Oso seguía detrás de mi, y obviamente, Gug encima.
Por suerte pude hacerlo chocar contra uno de los arboles y dejarlo un poco idiota, y así Gug pudo sacar por fin la espada, la cual con mucha fuerza y luego de un grito medio marica, la clavó en su columna, dejándolo todo dolorido al Oso. Éste dejo de seguirme, y chocó de frente contra un gran árbol, el cual lo dejó inmóvil e inconsciente.
Gug bajó de su lomo y tomando su espada, la guardó y suspiró fuerte.
-¿Lo mataste?-Le pregunté mirando al Oso que jadeaba fuerte y cansado
-No-río Gug cansado-en mi aldea nos enseñaron como dejar inmóviles a los animales y poder controlarlos nosotros mismos por diez segundos en caso de ser atacados por uno. En unas pocas horas estará bien.
-Genial-Le dije-Sigamos camino a Filia, esto cada vez se pone peor.
-¡Si!-Dijo Gug y comenzó a chiflar llamando a su caballo y sonreír.
-Nos volvimos a perder, ¿verdad?- Lo miré serio-Y a nuestros caballos.
Gug me miró y como siempre, me sonrió con cara de "Yo no fui" y lo golpee por bruto.
Pero esas preguntas inesperables se me terminaron cuando el idiota de Gug me quiso hacer creer que sabía el camino.
Aunque muy mal no nos venía, los días aquí afuera no son nada fáciles, tienes que lidiar con monstruos y animales horribles que lo único que quieren es atacarte y acabar contigo, hasta incluso lidiar con los malditos mosquitos que estorban a cada momento; y cuando comenzaba a creer que nada podía ir peor, llegamos a un río bastante ancho, lleno de rocas que hacían que la corriente sea fuerte y aún más, ya que caía de una enorme catarata. Un lindo lugar para pasar el día después...bueno...esos malditos mosquitos.
Gug, como siempre, se la pasaba hablando de sus aventuras que sinceramente, no me interesaban, pero no me quedaba otra que escucharlas ya que mis orejas élficas no dejan pasar ni un solo sonido, captan todo.
Todo iba bien, Zafira y el caballo de Gug merodeaban por el bosque, Gug hablaba solo y caminaba por las orillas del río, y yo como solía hacer, vigilaba la zona de otros monstruos o espías.
Gug pudo notar lo nervioso y concentrado que estaba en los peligros del bosque. Él se acerco a mí y poniendo una mano en mi hombro me dijo:
-Oye, tranquilo, estamos en el medio de un bosque perdidos, no pasará nada Sylph
-Eso no ayuda-le dije mirándolo de reojo-Y no me llames Sylph, no se a que se refieren con eso-
Gug río como tonto, Pero le hice caso, quizás tenía razón, debía calmarme un poco, había pasado por muchos conflictos que dejaban loco y asustado. Deje a Ladiel, el arco sagrado apoyado en un árbol y sentándome junto a éste, me relajé.
Miré a Zafi, ella estaba bebiendo agua del río, el sol pegaba en su lomo, haciendo que su pelaje brille y se volviera mucho mas claro, era muy bella. Pude notar dos de sus patas lastimadas. Una de ellas, de aquella vez, hacía meses, los cuales no recuerdo por no estar en contacto con tecnología por tanto.Fue esa vez que salvé a Zafi de aquella hiena, su pata estaba lastimada, la curé y se volvió mi mejor amiga, un hecho que no olvidaré nunca. Su pata trasera, lastimada y atravesada por una flecha de un espía de Filia, el cual, por último maté dejando en aquel desierto, solo sus pobres huesos.
Ella me traía libertad, me hacía creer que aunque halla personas que me quieran muerto, ella solo me quería proteger, eso me calmaba.
Ella me miró y volvió al bosque a dar vueltas. le sonreí.
De fondo, como siempre, se podía oír el barullo de Gug, hablaba de su vida. Contaba que de pequeño en lugares así el hacía "Crafting" con sus amigos Zakatsu en balsas de madera, quien llegara con vida hasta final del río, ganaría dinero. La verdad, seguía sin interesarme, pero igualmente lo escuché.
Él se acerco a las orillas del río y levantando los brazos estaba dispuesto a gritar.
Pero algo extraño sentí venir, unas pisadas en las orillas del río muy cerca nuestro. Rápidamente me levanté, tomé mi Arco Sagrado y me tiré contra Gug quien estaba a punto de gritar muy cerca de la orilla.
Caímos al suelo, él comenzó a moverse de un lado a otro tratando de librarse
-¡¿Que diablos haces?! ¡¿Eres idiota?!- Gritó, pero justo llegué a tapar su boca para que no emita ningún otro tipo de sonido.
-¡Shh!-Le dije mientras apuntaba detrás de unos arbustos que se encontraban delante nuestro, tapando el lago desde nuestra vista,
Ambos miramos hacía arriba. allí se asomó una enorme bestia, en dos patas, olfateando y mirando hacia todos lados. Era un enorme Oso Pardo, que seguramente estaría allí pescando salmones o peces.
Pero sentí que sabía que estábamos allí, pero no donde.
Busqué a Zafi, ella aún seguía en el bosque con el otro caballo, me despreocupé.
Solté a Gug por un momento, lentamente saqué mi Arco y tomando distancia até una flecha y apunté al Oso. Éste logró verme y emitir un gruñido que hizo a Gug poner sus pelos de punta.
Disparé la flecha e impactó en su brazo.
El Oso estaba muy furioso, mostraba sus enormes dientes y gruñía sin parar. Volvió a sus cuatro patas y corrió hacia mí. Yo, quien estaba agachado, caí del susto al piso, quedando sentado e inmóvil.
Pero el oso no logró atacarme, algo o alguien lo frenó. Podía llegar a ser Zafi, e incluso otro Oso, pero no, fue quien menos esperaba, fue Gug.
Se había montado en su lomo, tratando de controlarlo y evitar que me atacara.
-¡¿Que estas haciendo?! ¡Corre!- Me gritó.
Yo seguía impactado, no podía creer que realmente él halla tenido la valentía de tirarse contra el Oso.
-¡Corre!- Seguía gritándome
El Oso se movía de un lado al otro queriendo tirar a Gug de su lomo, y él tratando de no caer, intentaba sacar a Xecron, aquella espada que le había dado yo aquella vez en la cueva de Mandrake. Pero vi que no podía, el Oso lo hacía moverse de un lado al otro y no podía desenfundar su espada.
Tuve la genial idea de distraerlo con una flecha, si, "Genial.."
Él oso dirigió su mirada hacia mí, mostró sus dientes y comenzó a correr hacia mi.
No sabía que hacer, corrí lo mas que pude entre los arboles, el Oso seguía detrás de mi, y obviamente, Gug encima.
Por suerte pude hacerlo chocar contra uno de los arboles y dejarlo un poco idiota, y así Gug pudo sacar por fin la espada, la cual con mucha fuerza y luego de un grito medio marica, la clavó en su columna, dejándolo todo dolorido al Oso. Éste dejo de seguirme, y chocó de frente contra un gran árbol, el cual lo dejó inmóvil e inconsciente.
Gug bajó de su lomo y tomando su espada, la guardó y suspiró fuerte.
-¿Lo mataste?-Le pregunté mirando al Oso que jadeaba fuerte y cansado
-No-río Gug cansado-en mi aldea nos enseñaron como dejar inmóviles a los animales y poder controlarlos nosotros mismos por diez segundos en caso de ser atacados por uno. En unas pocas horas estará bien.
-Genial-Le dije-Sigamos camino a Filia, esto cada vez se pone peor.
-¡Si!-Dijo Gug y comenzó a chiflar llamando a su caballo y sonreír.
-Nos volvimos a perder, ¿verdad?- Lo miré serio-Y a nuestros caballos.
Gug me miró y como siempre, me sonrió con cara de "Yo no fui" y lo golpee por bruto.
viernes, 24 de abril de 2015
Capítulo 14
A pesar de ser insoportable, Gug era chistoso, se la pasaba hablando de su "Historias" con gente que ni conocía, yo mucha importancia no le daba ya que solo seguía mi meta: Llegar a Filia y buscar a Kazu, pero no esa vez, la noche estaba muy oscura y otra vez, lo único que lograba ver en aquel pastizal eran aquellas hermosas luces del cielo que iluminaban y daban un lindo aspecto al cielo.
Decidimos parar en una zona donde el pastizal era mas bajo, donde armamos una fogata con ramas de arboles cercanos y algunos otros pastizales; decidimos acostarnos, descansar y esperar al siguiente día, donde esperábamos llegar por fin a destino.
Aquellas luces, una vez más, se escondieron para dar comienzo a una aún más grande.
El día estaba frío, húmedo y las nubes no daban señal de buen tiempo.
Me desperté, miré a los demás, Zafi dormía bajo un árbol acurrucada del frío, el caballo de Gug, entre unos pastizales durmiendo, y Gug...bueno, él dormía todo desparramado cerca de la fogata ya apagada por el viento, roncaba con la boca abierta y emitía sonidos raros constantemente, hasta aveces, parecía que hablara dormido. Daba risa de tan solo mirarlo dormir, era patético.
No aguante la risa y lo desperté. Al parecer se asustó porque pegó un salto y un grito que hizo despertar a ambos caballos. Estallé de la risa. Gug me miraba rarísimo, sus pelos estaban todos despeinados y tenía un pedazo de pasto pegado en su cara.
-¿Que te pasa?-Dijo con una voz ronca mientras se estiraba del sueño
Seguí riéndome. Me levanté y me dirigí a donde Zafi, ella seguía acostada, esta vez, lamiéndose una pata.
-Buen día Zafi- Le dije sonriendo mientras me dirigía a acariciar su hocico- ¿Dormiste bien?
Ella acercó su frente hacia la mía y se me quedó mirando con sus grandes ojos marrones. Que bella era.
-Prometo protegerte, protegerte como a nadie antes pude proteger- Susurré mientras la acariciaba
Gug, quien estaba ya parado, tras un bostezo dijo:
-Ajá...Bueno, seguimos?
Lo miré y sonreí. Ya quedaba poco para poder llegar, no sabía como iría a reaccionar Kazuki después de cuatro años de que la tragedia de Artyon ocurrió. Quizás ya se habría olvidado y todo volvió a ser como lo solía ser cuando eramos pequeños. ¿Que sería de mi tío Kaizer?, ¿Que sería de los elfos del pueblo? Eran todas preguntas que necesitaba tener respuestas lo antes posible.
Zafira se paró, se dejó poner su montura y me monté en ella. Gug hizo lo mismo con su caballo, quien hasta ultimo momento siguió acostado en los pastizales, tal de vez después de todo eran cómodos...
El camino era largo, pero por fin logramos salir de aquellos pastizales y volvíamos a los bosques infinitos y profundos de aquel mundo.
Gug decía saber como llegar, y tonto como yo solo, le creí.
Caminamos un largo tiempo a través del bosque, él frenaba cada tanto y miraba en todas direcciones simulando saber el camino. Un idiota.
-Nos perdimos, ¿verdad?-Le pregunte frenando a Zafi
Gug me miró y sonrió con cara de tarado, sabiendo que ya no podía fingir más saber el camino a Filia.
-Genial...-Dije revoleando mis ojos-¿Y ahora?
-Perdona Snaar, solo quería hacerte reír-Dijo tras una pequeña risa amistosa.
-¿Me ves reír?
-Bueno...no en realidad, pero...
-No.-Le dije en un tono serio. Tome las riendas de Zafira y me adelanté a buscar el camino correcto.
Gug venía detrás de mi, observando cada hoja de otoño que caía de los arboles. Era evidente que el inteligente allí era su caballo.
Aún no entiendo porqué le di la Xecron, aquella famosa espada que me había dado Kaoru, el líder o rey de los Zakatsu. Quizás fue porque vi en él una meta, al igual que la tengo yo o quizás fue porque simplemente no se usar espadas. Gugston realmente aveces cansaba. Pero si él era realmente un guerrero fiel a su destino, estoy seguro que a pesar de ser molesto, nos ayudaríamos mutuamente y lograríamos conseguir ambas metas, al menos eso espero.
El camino se hacía largo, quizás mas largo de lo que predije antes de que Gug fingiera saber a donde nos dirigíamos.
El bosque estaba lleno de animales, colores y sonidos provenientes de aves que merodeaban por la zona.
-¿Sabes? hace días no como-Dijo Gug con todo de piedad
-Si hubiese sido tu, me hubiera comido a las hienas-Le respondí en un tono sarcástico-Dicen que no saben tan mal...
Gug no emitió ningún gesto al respecto, es más, solo cambió de tema.
-¿Vacas no hay en el desierto verdad?
Frené y lo miré seriamente. Nunca pensé que podría llegar a escuchar algo así.
-Dime que es broma...-Le dije
-¿No las hay?
-Adiós...-Dije tomando de las riendas a Zafi y galopando lejos de Gug.
Él no se iba a quedar atrás, obviamente, así que solo me siguió.
Con el tiempo noté a Zafi cansada, decidí parar y caminar unos metros más y descansar, pero mis puntiagudas orejas sintieron algo, el sonido del agua.
Entre las grandes hojas de los arboles se encontraba un gran río en descenso que caía de una pequeña catarata de una montaña.
Gug no dejaba de hablar, contaba que de pequeño en lugares así el hacia "Crafting" con sus amigos Zakatsu en balsas de madera.
La verdad, no me interesaba, pero lo escuché.
Él se acercó a las orillas del río, levantando los brazos.
Pero algo muy malo sentí venir en cualquier momento. Corrí hacia él y lo arrojé al suelo detrás de unos arbustos.
Los caballos estaban en el bosque, no muy lejos del río.
-¡¿Que pasó?!-Preguntó un tanto furioso
-¡Shh!-Le respondí apuntando hacia el lago, en donde una enorme y peluda bestia acechaba en busca de grandes pescados, un oso.
Gug se asustó. Lo podía notar en su rostro pálido.
Me aleje lentamente intentando no emitir ningún tipo de sonido y saqué a Ladiel, el arco dorado, de mi espalda apuntando a la bestia con una flecha, cerré mis ojos...y disparé.
Decidimos parar en una zona donde el pastizal era mas bajo, donde armamos una fogata con ramas de arboles cercanos y algunos otros pastizales; decidimos acostarnos, descansar y esperar al siguiente día, donde esperábamos llegar por fin a destino.
Aquellas luces, una vez más, se escondieron para dar comienzo a una aún más grande.
El día estaba frío, húmedo y las nubes no daban señal de buen tiempo.
Me desperté, miré a los demás, Zafi dormía bajo un árbol acurrucada del frío, el caballo de Gug, entre unos pastizales durmiendo, y Gug...bueno, él dormía todo desparramado cerca de la fogata ya apagada por el viento, roncaba con la boca abierta y emitía sonidos raros constantemente, hasta aveces, parecía que hablara dormido. Daba risa de tan solo mirarlo dormir, era patético.
No aguante la risa y lo desperté. Al parecer se asustó porque pegó un salto y un grito que hizo despertar a ambos caballos. Estallé de la risa. Gug me miraba rarísimo, sus pelos estaban todos despeinados y tenía un pedazo de pasto pegado en su cara.
-¿Que te pasa?-Dijo con una voz ronca mientras se estiraba del sueño
Seguí riéndome. Me levanté y me dirigí a donde Zafi, ella seguía acostada, esta vez, lamiéndose una pata.
-Buen día Zafi- Le dije sonriendo mientras me dirigía a acariciar su hocico- ¿Dormiste bien?
Ella acercó su frente hacia la mía y se me quedó mirando con sus grandes ojos marrones. Que bella era.
-Prometo protegerte, protegerte como a nadie antes pude proteger- Susurré mientras la acariciaba
Gug, quien estaba ya parado, tras un bostezo dijo:
-Ajá...Bueno, seguimos?
Lo miré y sonreí. Ya quedaba poco para poder llegar, no sabía como iría a reaccionar Kazuki después de cuatro años de que la tragedia de Artyon ocurrió. Quizás ya se habría olvidado y todo volvió a ser como lo solía ser cuando eramos pequeños. ¿Que sería de mi tío Kaizer?, ¿Que sería de los elfos del pueblo? Eran todas preguntas que necesitaba tener respuestas lo antes posible.
Zafira se paró, se dejó poner su montura y me monté en ella. Gug hizo lo mismo con su caballo, quien hasta ultimo momento siguió acostado en los pastizales, tal de vez después de todo eran cómodos...
El camino era largo, pero por fin logramos salir de aquellos pastizales y volvíamos a los bosques infinitos y profundos de aquel mundo.
Gug decía saber como llegar, y tonto como yo solo, le creí.
Caminamos un largo tiempo a través del bosque, él frenaba cada tanto y miraba en todas direcciones simulando saber el camino. Un idiota.
-Nos perdimos, ¿verdad?-Le pregunte frenando a Zafi
Gug me miró y sonrió con cara de tarado, sabiendo que ya no podía fingir más saber el camino a Filia.
-Genial...-Dije revoleando mis ojos-¿Y ahora?
-Perdona Snaar, solo quería hacerte reír-Dijo tras una pequeña risa amistosa.
-¿Me ves reír?
-Bueno...no en realidad, pero...
-No.-Le dije en un tono serio. Tome las riendas de Zafira y me adelanté a buscar el camino correcto.
Gug venía detrás de mi, observando cada hoja de otoño que caía de los arboles. Era evidente que el inteligente allí era su caballo.
Aún no entiendo porqué le di la Xecron, aquella famosa espada que me había dado Kaoru, el líder o rey de los Zakatsu. Quizás fue porque vi en él una meta, al igual que la tengo yo o quizás fue porque simplemente no se usar espadas. Gugston realmente aveces cansaba. Pero si él era realmente un guerrero fiel a su destino, estoy seguro que a pesar de ser molesto, nos ayudaríamos mutuamente y lograríamos conseguir ambas metas, al menos eso espero.
El camino se hacía largo, quizás mas largo de lo que predije antes de que Gug fingiera saber a donde nos dirigíamos.
El bosque estaba lleno de animales, colores y sonidos provenientes de aves que merodeaban por la zona.
-¿Sabes? hace días no como-Dijo Gug con todo de piedad
-Si hubiese sido tu, me hubiera comido a las hienas-Le respondí en un tono sarcástico-Dicen que no saben tan mal...
Gug no emitió ningún gesto al respecto, es más, solo cambió de tema.
-¿Vacas no hay en el desierto verdad?
Frené y lo miré seriamente. Nunca pensé que podría llegar a escuchar algo así.
-Dime que es broma...-Le dije
-¿No las hay?
-Adiós...-Dije tomando de las riendas a Zafi y galopando lejos de Gug.
Él no se iba a quedar atrás, obviamente, así que solo me siguió.
Con el tiempo noté a Zafi cansada, decidí parar y caminar unos metros más y descansar, pero mis puntiagudas orejas sintieron algo, el sonido del agua.
Entre las grandes hojas de los arboles se encontraba un gran río en descenso que caía de una pequeña catarata de una montaña.
Gug no dejaba de hablar, contaba que de pequeño en lugares así el hacia "Crafting" con sus amigos Zakatsu en balsas de madera.
La verdad, no me interesaba, pero lo escuché.
Él se acercó a las orillas del río, levantando los brazos.
Pero algo muy malo sentí venir en cualquier momento. Corrí hacia él y lo arrojé al suelo detrás de unos arbustos.
Los caballos estaban en el bosque, no muy lejos del río.
-¡¿Que pasó?!-Preguntó un tanto furioso
-¡Shh!-Le respondí apuntando hacia el lago, en donde una enorme y peluda bestia acechaba en busca de grandes pescados, un oso.
Gug se asustó. Lo podía notar en su rostro pálido.
Me aleje lentamente intentando no emitir ningún tipo de sonido y saqué a Ladiel, el arco dorado, de mi espalda apuntando a la bestia con una flecha, cerré mis ojos...y disparé.
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