domingo, 17 de mayo de 2015

Capítulo 16

El bosque era realmente profundo y mimetico entre sí. No había forma de guiarse al río, todo era realmente igual.
Las hojas anaranjadas caían de los grandes arboles lentamente y mis pisadas en ellas hacían ese sonido que por alguna razón me hace reír.
Pero por primera vez luego de varios días, sentí calma. Lo único que se podía oír allí eran los cantos de los pájaros y mis pisadas en las hojas secas caídas de los grandes arboles.
Era raro no tener a Zafi conmigo, ¿quien sabe donde estará o que estará haciendo?. No tenerla conmigo se me hacía aburrido todo alrededor. Todo se volvía silencio y aburrido. Luego recordé al mirar el suelo, contra un árbol que allí estaba Gug inconsciente.

-Ya veo porque había tanto silencio después de todo.- Dije tras una pequeña risa.

A un costado, contra un gran árbol, estaba el oso inconsciente, con un gran tajo en su lomo. Realmente Gug se había ganado mi respeto al salvarme la vida en ese momento. Nunca había estado tan asustado desde que medio pueblo me odio y me persiguió hasta perderme en el desierto cuando era pequeño.
El oso gruñía inconsciente y respiraba fuerte. Me sonó extraño, ya que supuse que él lo había matado.
Sin más, me detuve y pensé: "Quizás esta muy dolorido y aún no ha muerto", y me acerque a Gug. Él también estaba inconsciente, balbuceaba dormido y respiraba agitado. No diferenciaba quien de los dos era el oso.
Mas tarde volví a pensar en Zafi, estaba asustado por saber como estaría ella sin mi, por lo que comencé a silbar una y otra vez.
El canto de los pájaros se detuvo, los fuertes ronquidos, quien sabe de Gug o del oso, también. Allí solo se escuchaba mi fuerte silbido por todo el bosque.
 Estuve un largo rato llamando a Zafi, pero no había rastros de ella.
A un costado de Gug se encontraba La espada sagrada de Gug, aquella con la que había desviado al oso contra un gran árbol. Me puse a pensar en ese momento una y otra vez, el impacto del oso contra el árbol había retumbado en casi todo el bosque, lo cual había echo volar miles de pájaros lejos de la zona.
Pero había algo que me contó una vez que lo derrotó y no recordaba que era. Pensé en esa frase una y otra vez.
El "ronquido" había comenzado a aparecer nuevamente, lo ignoré y pensé en lo idiota que era Gug hasta durmiendo.
Seguí pensando. No me acordaba..

"En mi aldea nos enseñaron como dejar inmóviles a los animales y poder controlarlos nosotros mismos por pocos segundos en caso de ser atacados...."


Pero eso no me decía nada, era lo único en lo que me acordaba.
El "ronquido de Gug" cada vez era mas fuerte, sentí detrás de mi, un gran jadeo.
Y por fin lo recordé.

"En unas pocas horas estará bien."


Mi cara se volvió pálida, lentamente me di vuelta y allí se encontraba una enorme bestia peluda con un gran y horrible aliento y dientes enormes que me aterrorizaban. El oso.

-¿Como podré salvarme ahora si Gug sigue inconsciente?- Pensé mientras miraba fijamente al oso

Comencé a correr en sentido a...Bueno, no se donde, estaba realmente perdido en este lugar.
El oso, un poco mas lento que de costumbre, me seguía y gruñía fuerte.
Esquivando una y otra vez cada árbol que se interponía en mi camino, el oso los evadía velozmente.
Hasta que por fin, logre esconderme detrás de dos arboles que formaban una pequeña "cueva" en su interior.
Allí tome aire y me preparé para matar de una vez a esa bestia. Pero al llevar mi mano hacia mi espalda, donde usualmente se encontraba Ladiel, mi arco...

-Me lo olvidé.

Luego de un rato, cuando creí que el oso ya se había cansado de buscarme, salí de allí y comencé a recorrer el bosque hasta encontrar a Gug o a Zafi quizás. Pero no, estaba aún más perdido que antes.
Luego de mucho tiempo recorriendo y caminando, ya cansado y asustado de que la tarde se estaba yendo para dar comienzo a la oscuridad, por fin vi el árbol donde el Gug había estrellado al Oso.

-¡Llegue! Jamás pensé que llegaría-Grité.

Rápidamente me dirigí a donde estaba Gug. Supuse que ya se habría despertado y se habría perdido al ver que yo no estaba allí. Pero no...
Gug seguía roncando inconsciente en aquel árbol.
Miré a través de las copas de los arboles el cielo, y unas pequeñas luces en él me indicaban que era hora de seguir caminando y salir de aquel lugar.
Tomé mi arco, la espada y apoyando a Gug en mi hombro, seguimos camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario